La sensibilidad de Humberto Eco. Una anécdota venezolana.

imageHumberto Eco cuando estuvo en Venezuela, dijo esta frase a un conocido sociólogo:

“Sólo por haber visto el mural de Léger y los móviles de Calder en la obra de Villanueva (de la Universidad Central de Venezuela) valió la pena este viaje. ¡Ah, y por conocer a Juan Félix Sánchez! No siempre tiene uno oportunidad de pasar un rato con un genio”. (La conversación completa está en Con Humberto Eco en Caracas; por Tulio Hernández)

Humberto Eco buscó a este merideño, Juan Félix Sánchez, en un pueblito andino, allá en el Páramo, una casa modesta, un cuarto casi a oscuras; ya anciano y enfermo. Antes de morir el humilde artista del Páramo venezolano, que además era agricultor, arquitecto y muchas otras cosas, le dijo a Humberto Eco:

«Yo no hice esto por facha, ni para nada, sino ideas mías para tener una obra aquí, porque uno por donde pasa debe, más que sea, rastro dejar, una huella… Y cuando yo me muera me voy a ir al sitio de los sueños, en donde sabré si los sueños míos eran verdades…»